Prólogo de Javier Guerrero Barón. 2ª edición. Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. Dirección General de Publicaciones, México. 2012. ISBN: 978-607-455-942-2 Págs. 522
ÍNDICE
Nota Introductoria a la Segunda Edición
Javier Guerrero Barón.................................................................................................................................. 13
Introducción ............................................................................................................................................... 21
PRIMERA PARTE
EL DÍA DE LAS IDEAS
Capítulo I. El entusiasmo. Expresión espontánea ante el triunfo.............................................................. 35
1. El acontecimiento.................................................................................................................................... 35
2. Los festejos................................................................................................................................................ 36
3. El entusiasmo de los sermones................................................................................................................ 43
4. Las alegorías............................................................................................................................................. 49
5. Los poetas alaban el triunfo..................................................................................................................... 54
6. La prosa del entusiasmo........................................................................................................................... 69
Capítulo II. Las reacciones en las provincias y áreas indígenas................................................................ 84
1. Un panorama general .............................................................................................................................. 84
2. La Independencia en las provincias........................................................................................................ 86
3. La actitud negativa y los problemas en el juramento............................................................................. 92
4. La idea de independencia de las masas populares y núcleos aculturados.......................................... 96
5. Las actitudes de los indígenas ante la independencia.......................................................................... 103
Capítulo III. Explosión espontánea de ideas.............................................................................................. 114
1. La imagen sublime del héroe................................................................................................................. 114
2. El optimismo ante el poderío y futuro del Imperio............................................................................... 141
3. La proyección de una nación ideal ....................................................................................................... 155
Capítulo IV. La idea de Independencia ..................................................................................................... 189
1. La Independencia como emancipación................................................................................................. 189
2. La Independencia como reasunción de los derechos........................................................................... 202
3. La idea de causalidad en la Independencia........................................................................................... 221
4. De la noche al día en la idea de Independencia.................................................................................... 248
SEGUNDA PARTE
LAS IDEAS DEL DÍA
Capítulo V. Las ideas particulares: A. Las ideas políticas ......................................................................... 273
1. La égida política del día.......................................................................................................................... 273
2. Las formas ideales de gobierno.............................................................................................................. 295
3. Las corrientes ideológicas en el día de la consumación de la Independencia .................................... 326
Capítulo VI. Las ideas particulares: B. Las ideas religiosas...................................................................... 351
Capítulo VII. Las ideas particulares: C. Las ideas económicas................................................................. 377
Capítulo VIII. Las ideas particulares: D. Las ideas sociales...................................................................... 398
Capítulo IX. Las ideas particulares: E. Las ideas culturales...................................................................... 421
Capítulo X. Las ideas oficiales................................................................................................................... 429
Capítulo XI. Síntesis final y conclusión..................................................................................................... 460
1. La trayectoria del día: del alba al anochecer ....................................................................................... 460
2. Reflexiones finales. ................................................................................................................................ 476
a) Ideas particulares e ideas oficiales........................................................................................................ 477
b) El utopismo político................................................................................................................................ 478
Documentos .............................................................................................................................................. 482
NOTA INTRODUCTORIA A LA SEGUNDA EDICIÓN
Las ideas de un día. El pueblo mexicano ante la consumación de su Independencia es uno de los textos magistrales del historiador Colombiano Javier Ocampo López, uno de los más prolíficos escritores de historia en América. Escrito en 1968, ganó en ese año el primer premio de honor en los Juegos Florales Septembrinos de México, entonces uno de los premios nacionales de historia más destacados. El texto fue escrito en el marco del seminario taller de José Gaos en El Colegio de México, donde el autor realizó su doctorado en historia y su primera edición fue publicada por esa institución en 1969.
Y es uno de esos textos “raros” en la historiografía mexicana, en el mejor sentido de la palabra. Siempre se ha dicho que en la historia y en las ciencias sociales hay dos grandes campos metodológicos: Los métodos diacrónicos y los métodos sincrónicos. En el campo de los primeros, los diacrónicos, la gran mayoría de estudios siguen el hilo conductor de los sucesos en el tiempo y examinan cómo se van transformando en su evolución. Los segundos, los métodos sincrónicos, buscan una mirada congelada en un momento dado de la historia. En el campo de los primeros sobrarían los ejemplos de diacronía de larga, corta y media duración. Las historias seriadas se basan en datos linealmente colocados en la recta imaginaria del tiempo cartesiano y permiten cuantificar la variación estadística de un fenómeno, para poner un caso. Para no ir muy lejos, el mismo autor tiene otro texto importante en el campo de la historia de las ideas, aplicado a Colombia, escrito por la misma época, El proceso ideológico de la emancipación, publicado en Colombia en 1974, que podría ser un buen modelo de lo que sería esa historia diacrónica. Pero realmente textos que ilustren el método de la sincronía en la historia en un país de la complejidad de México, no se producen con frecuencia. O, de manera más exacta, no se producen.
Sin ser especialistas en el tema, no conocemos un estudio que haya abordado una pregunta parecida. ¿Qué sucedió en los pueblos de México el día de la Independencia? Era la pregunta originaria. La lectura hoy, cuarenta años después, le sumaría otras: ¿cómo se imaginaba la república que sucedería al Estado colonial? ¿Qué ideas proyectaban los sueños de la nación futura? ¿En qué se diferenciaban los proyectos de las élites a los imaginarios populares? ¿Qué ideas del proyecto ilustrado de modernidad se proyectaban en la cultura mexicana? ¿Qué era “lo moderno” para los mexicanos de ese momento histórico? y dos trascendentales para el México de hoy ¿Cuáles eran los rasgos fundamentales del proyecto indigenista mexicano? ¿Cómo se pensaban los mexicanos frente al resto de América? Serían interminables las preguntas que surgen de tan formidable documentación cuidadosamente referenciada y hoy fuente de primera mano para nuevas visiones y nuevas preguntas de las generaciones del naciente siglo XXI, en la era de la crisis de los viejos Estados nacionales, cuando las incertidumbres llenan espacios globalizados de las nuevas identidades, de las nuevas “comunidades imaginadas”.
Primero, el autor se dedica cuidadosamente a definir qué entiende por el día, cuya semántica no es literal. Crea un concepto más amplio: “día histórico” que no es simultáneo en cada lugar. Crea una paradoja: una “a-sincronía” dentro del tiempo sincrónico, lo cual ya es un aporte. Y tiene lógica: la difusión de los sucesos desencadenantes de la revolución no se difunden en tiempo real. El “día de la revolución” llega en diferentes días a las regiones no sólo por factores geográficos, sino culturales: las resistencias. Numerosos historiadores se han ocupado de “los mundos del rechazo”. Vovelle, por ejemplo, señala cómo algunos investigadores han estudiado “la vida al margen” de la fiesta revolucionaria o de quienes la han asumido como rechazo radical. Si bien el libro tiene una mirada en positivo, “la fiesta de la revolución”, la pregunta sería: ¿qué factores hicieron tardía la vinculación de pueblos, regiones y sectores a la fiesta? Esos grupos de “excluido de la fiesta”, las grandes mayorías, si bien representadas en los discursos y en los grandes imaginarios y luego en las instituciones nacientes, están al margen por muchos motivos, especialmente por ignorancia o por indiferencia. Y entonces se establecen varios matices. En primer lugar los que no tomaron parte del proceso revolucionario, a los que corresponde preguntarse por los motivos de su exclusión.
Desde los aislamientos de los mundos cerrados del México rural, los “lugares de la ignorancia”, la “autarquía de la miseria tradicional” o la “autarquía de la opulencia egoísta” o, simplemente, la reacción por “hambre que hace salir al lobo del bosque” y lo convierte en bandido, salteador o depredador oportunista. Por otra parte, regiones enteras que reaccionan a la exacción por la fuerza, otras que lo hacen por motivos religiosos, contra la “descristianización”, regiones de “conformismo pasivo desaprobatorio” que no solamente es rural sino también parte del mapa mental urbano. Es claro que tampoco hay un clero uniforme que actuó igual en todas partes y ése fue un factor definitivo.
Faltaría acercar el foco para ver los silencios de este libro y los lugares de la “no-fiesta” o de la fiesta retardada. Éstos serían seguramente algunos de los lugares de la “no-revolución” que no necesariamente “contrarrevolución”, fenómeno más consciente y activo que surge de algunas convergencias de intereses, o de las “mentalidades resistentes” que se transforman en “resistencias refractarias”, las que en su conjunto conformarían las “redes de resistencias”, hasta llegar al matiz extremo de la “conspiración contrarrevolucionaria” en el que representan un papel rector algunos sectores románticos del mundo colonial, el sector de la no-república que, especulando hacia adelante, podría haber sido la base social del posterior intento de resurrección monárquica con Maximiliano. ¿Quiénes eran? Igualmente, el libro de Ocampo sugiere la posibilidad de un mapa latinoamericano de la revolución continental hecho con las fuentes del bicentenario americano. Tal vez, como en la Francia revolucionaria, algunos profesionales, burgueses, negociantes privilegiados por monopolios, y campesinos y aristócratas que irían conformándose en un bloque ideológico, el cual iría haciéndose más orgánico, y que iría de la acción legalista a la violencia abierta, en un proceso ascendente de identidades que pronto abriría la grieta telúrica y secular de los campos imaginarios opuestos: el mundo de la reacción. Como ha sucedido en todas las revoluciones modernas, “ni están todos los que son ni son todos los que están”, según lo sintetiza Fernández de Lizardi.
Otro aporte del estudio de Ocampo López se da cuando define “el corte transversal histórico” como problema metodológico. Apoyado en la entonces incipiente concepción de “microhistoria”, y aún más allá, la microhistoria comparada, se da a la tarea de la reconstrucción de las “ideas de un día”: Luego se dedica a “escavar” en la más amplia variedad de fuentes:
Una profusión de anónimos, sátiras, hojas volantes, folletos y periódicos en los que se reflejan la situación del país, las ideas ante el triunfo, el optimismo de la nación ante el nuevo Estado, los proyectos para su organización; un sinnúmero de sermones, discursos, versos, canciones, coplas, cartas, avisos, oficios, circulares, manifiestos, proclamas y arengas, representaciones, informes de pueblos, actas, solicitudes, dictámenes, sonetos, octavas, odas, marchas, trovas, zorcicos, alegorías, acrósticos, dramas y melodramas, diálogos y oraciones dedicadas a la independencia.
En 505 documentos, 132 actas de la Junta Provisional Gubernativa, y 164 decretos y órdenes de la misma, entre el 22 de septiembre de 1821 y el 25 de febrero de 1822, se examinan la “actitud” de 144 ciudades y pueblos mexicanos y la reacción de 31 comunidades indígenas. Es decir, Javier Ocampo López le tomó el pulso al pueblo mexicano en sus propias raíces, el día de la fundación de la república.
A diferencia de su texto “diacrónico”, que también es hijo de la universidad mexicana, dado que fue realizado en el Seminario de Historia de las Ideas Contemporáneas de Latinoamérica dirigido por el profesor Leopoldo Zea, en la UNAM, en el que coloca minuciosamente las ideas en el tiempo para demostrar cómo el pensamiento americano del criollismo el pueblo inicialmente era antinapoleónico y promonárquico y fue evolucionando, primero con el “juntismo”, luego con las constituciones, hasta construir la idea de la emancipación republicana y democrática – que hoy sabemos es un invento americano, primero de las constituciones norteamericanas, que antecedieron a la Revolución francesa y culminaron en la Constitución de Filadelfia desde 1776 hasta 1787 y, luego, de los movimiento revolucionarios, especialmente el de los “comuneros” sudamericanos que, en diferentes versiones, fundaron juntas revolucionarias a finales del siglo XVIII -, creando cabildos abiertos y democracias “tumultuarias” que antecedieron a nuestras “declaraciones de independencia” del mundo latinoamericano, con liberación de esclavos y quemas de haciendas como en el caso de José Antonio Galán con su consigna “ni un paso atrás y lo que ha de ser que sea”, para enfrentar el Virreinato que terminó derrotándolo y descuartizando a sus líderes para exhibir sus cabezas en las plazas de mercado, con lo que hundieron la primera revolución en el silencio del terror, como también le sucedió a su contemporáneo, el movimiento Tupamaro, el de Túpac Amaru II en 1781. Punto de partida necesario hasta llegar a las convicciones revolucionarios de la emancipación que rápidamente se expandieron por todo el continente, con los derechos del hombre, la separación de los poderes y el registro garantista de los derechos civiles en los códigos del derecho moderno.
Y decíamos que a diferencia de ese estudio diacrónico, en Las ideas de un día ya la idea de la independencia estaba madura, el concepto de emancipación había llegado el cenit de su construcción, y ya no cabía duda de que la voluntad del pueblo radicaba en la soberanía. Es el momento contemporáneo de la Constitución de Angostura, claramente republicana como modelo sudamericano, pero en México aún se oían voces que abogaban por una monarquía constitucional moderada, así como “Grecia y otras naciones antiguas que perfeccionaron sus formas políticas tuvieron en su principio reyes, y al fin se volvieron repúblicas”, como lo propone El Observador Independiente (de Azcapotzalco).
Sin embargo, en 1821 lo que se proyecta es la idea de nación moderna, de estado republicano, de unas nuevas instituciones y una fe insondable en el futuro. Por eso el recorrido temático es muy importante: se inicia en la primera parte con la espontaneidad del entusiasmo popular, el festejo, los sermones, las alegorías y los poetas. Luego, describe lo que sucede en las provincias y zonas indígenas, las masas populares y sus ideas sobre la Independencia, donde está uno de sus grandes aportes que provoca una investigación nueva derivada de estos documentos: la participación y la actitud de los indígenas ante el proceso. Es allí donde podemos ver los matices y las concepciones ricas y distintas de las independencias imaginadas. En la segunda parte se despliega el mapa conceptual de las “ideas particulares”, algo así como un diagrama de ideas de lo que podría ser “la sociedad civil”, el campo de los revolucionarios, que en lo religioso, económico, social y cultural se enfrentan a las “ideas oficiales” de las élites gobernantes, de la junta Provisional Gubernativa y la dirección política del Imperio, guiados por el Plan de Iguala y los Tratados de Córdoba.
Javier Ocampo, con su revisión erudita de los documentos primarios, nos pasea por la euforia del optimismo alegórico inicial, nos traslada luego al crisol de los debates que fundaron la república, la Democracia y la Ciudadanía, así con mayúscula, para luego cerrar en el escepticismo total:
Dos meses después de consumada oficialmente la Independencia, el decaimiento de las ideas de entusiasmo y optimismo ya era una realidad (…) las ideas (…) que surgieron para el cambio (…) chocaron, en primer lugar, con la realidad política, económica, social, cultural y religiosa con grandes dificultades para su transformación (…) con la impaciencia revolucionaria de los particulares, anhelantes de transformación radicales, rápidas y visibles; y en tercer lugar con la lentitud pasmosa de los cuadros dirigentes para realizar las grande transformaciones (…) dos meses después del entusiasmo patriótico del 27 de septiembre de 1821,
Para luego cerrar con una profecía, que es la parábola del realismo trágico de la historia de América Latina: “Esta situación nos parece el punto obligado de todo relato y explicación de toda la historia ulterior de México”.
Hoy, cuatro décadas después, esta soberbia investigación histórica y documental resucita llena de lecciones para la historia de la ruta de la idea de la independencia, mojón fundamental de la historia del bicentenario, de la revolución continental, la más importante del mundo moderno, así las visiones centristas las quieren presentar como secundarias y derivadas de las revoluciones europeas.
Este libro fue en su momento y sigue siendo hoy un modelo historiográfico, fuente inagotable de ejemplos y lecciones de mayéutica universal de las ideas, sobre cómo se inventaron la democracia y la república y, ante todo, un grito de esperanza en memoria de los inventos de América Latina. ¡Viva México!