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NUESTRA AMÉRICA“El Arielismo y la Filosofía del Pesimismo en la Búsqueda de la Autenticidad Cultura


Editorial Bolivariana Internacional, Tunja-Boyacá–Colombia, Sede: Antiguo Convento de San Agustín, Apartado Aéreo Nº 883. Págs. 27-33.

CONTENIDO

Vicente Landínez Castro. El porqué del nombre

NUESTRA AMÉRICA.........................................................................................................................................5

HISTORIA – FILOFÍA

Antonio José Rivadeneria Vargas.-El Panamericanismo,

Antítesis de la Integración Americana...........................................................................................................9

Javier Ocampo López - El Arielismo y la filosofía del

Pesimismo en la Búsqueda de la autenticidad Cultural Hispanoamericana........................................................................................................................................27

Antonio José Galvis Noyes.- La originalidad de la

Cultura Latinoamericana.............................................................................................................................34

Leopoldo Zea.-De la Historia de las Ideas a la Filosofía

de la Historia. Latinoamericana...................................................................................................................39

Rubén Darío.- José Enrique Rodó.................................................................................................................50

LETRAS- ARTES

Max Gómez Vergara.-Don Andrés Bello y López

“Libertador Intelectual de América”............................................................................................................53

Antonio Cacua Prada.-El ilustre Periodista y

Diplomático Cartagenero Don Juan García del Río......................................................................................61

Octavio R. Amado.-Breve Estampa de José Artigas......................................................................................72

Benigno Ávila Rodríguez.-La realidad simbólica en

“Crónica de una muerteanunciada” de Gabriel García Márquez.........................................................................................................................................................73

Antonio Martínez Zulaica- Mestizaje y Barroco

Hispanoamericano........................................................................................................................................87

PERMANENENCIA DE LAS IDEAS

(N.de la D.)- El maestro José Gaos en Nuestra América...............................................................................96


José Gaos.- Notas sobre la Historiografía......................................................................................................96

Germán Arciniegas.- El último Aliento de Bello.........................................................................................112

BIBLIOGRAFÍA- NOTAS

Guía Bibliografía para una Historia de la Cultura en

Hispanoamericana

(Preparada por el Director del IDESIL)......................................................................................................115

El Imperio Británico en Nuestra América..................................................................................................135

Vida académica y social del Instituto.........................................................................................................140

Han colaborado en este número.................................................................................................................145

EL PORQUÉ DEL NOMBRE NUESTRA AMERICANA

En un principio América fue un sueño, una intuición, una mera corazonada de Cristóbal Colón. En la fantasía de los hombres que zarparon del puerto de palos en las tres carabelas por el mar tenebroso, estas tierras tenían el brillo de las piedras preciosas, el tañido del oro, el color de la aventura y la fragancia gastronómica de la nuez-moscada y la canela. Desde entonces el continente cobró su propiedad de cosa quimérica, legendaria, tocante con la irrealidad y con la maravilla. Y el Almirante cuando se topó con el nuevo mundo, creyó en un acceso de misticismo haber encontrado aquí el paraíso terrenal. Nos lo afirma en su Diario que es, sin lugar a dudas, la primera pieza de la literatura mágica tan famosa y de moda en nuestro tiempo.


Sin embargo, el primero en bautizar estas tierras no fue el Genovés, su descubridor, sino el Padre Las Casas cuando en su gran obra las llamó Las Indias occidentales. Mundus Novus, las designó luego Amérigo Vespucci en sus cartas que constituyen la primera gran crónica sobre la realidad fabulosa de nuestro Continente. Pero quien les dio el nombre más estable y acogido de inmediato fueron los frailes de la Abadía de Saint Dié. En Lorena, cuando las cristianaron sencillamente América. Quizás porque el florentino-prototipo del hombre renacentista- fue el verdadero descubridor literario y el primer periodista y fábula dos de Tierra Firme.


Pero para hacer más distinción todavía entre las áreas del continente habitadas por los norteamericanos y las que ocupan los pueblos mestizos descendientes de España, se ha sólido llamarla América Hispana o Hispanoamérica. Años después se ensanchó aún más su significado y cobró una nueva dimensión política con el nombre de Latinoamérica, dado en 1865 por el pensador colombiano José María Torres Caicedo.


No obstante es en Tunja- ciudad ensimismada y teologal, donde el jesuita santafereño don Hernando Domínguez Camargo, beneficiario de la iglesia de Santiago como don Juan de Castellanos y como éste, también poeta épico y hagiógrafo, le imprime el nombre más carismático y exacto al denominarla “Nuestra América”, como aparece en la siguiente estrofa gongorina de un canto suyo a Cartagena de indias:


“Esta, de Nuestra América pupila,

De salebrosas lágrimas bañada,

Que al mar las bebe, al mar se las dístila,

De un párpado de piedra bien cerrada:

Digo, de un metro real, que recopila

En su niñeta breve dilatada,

Babilonia de pueblos tan sin cuento,

Que les ignora el sol su nacimiento.


Más tarde, Martí, el apóstol, y los escritores Carlos Octavio Bunge, Germán Posada Mejía y Roberto Fernández Retamar harían todavía más célebre y popular tal expresión.


He ahí, pues, la razón para haber denominado el Instituto la presente revista NUESTRA AMÉRICA. Con este nombre pretende establecer el deslinde cordial entre las dos Américas: una, la América europea o de los saxo americanos; y otra, la que se extiende desde el Bravo hasta la Patagonia, o sea la nuestra. Y quiere significar, a la par, la comunidad de pueblos hermanos que tienen un mismo pasado, unos mismos ideales y unas mismas esperanzas.


Y no podía se mejor llamada de otra manera la Revista que ha de servir de poderoso medio de comunicación escrito al Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Integración de América Latina. Este organismo cultural ideado igualmente en Tunja y en hora afortunada por tres ilustres figuras de las letras colombianas, combustionadas en la llama del ideal bolivariano, doctores Antonio José Rivadeneira Vargas, Ernesto Reyes Sarmiento, Javier Ocampo López, es hoy una promisoria realidad viviente y actuante gracias al patrocinio del gobierno nacional que lo estableció mediante la Ley 31 del 17 de mayo de 1979.


El instituto, en su empeño de crear una conciencia sobre la necesidad de integración de loa países latinoamericanos; de promover el desarrollo de los mismos tanto en el orden económico como en el político y social; de difundir el pensamiento del Libertador Simón Bolívar y demás próceres y pensadores americanos; de forma profesionales especializados en historia y cultura latinoamericanas; de estimular y realizar las publicaciones sobre la integración de América Latina lo mismo que sobre el pensamiento Bolivariano, mediante las ediciones de su Editorial Bolivariana Internacional, se propone, igualmente con la publicación de su Revista NUESTRA AMÉRICA, establecer en ella un verdadera “trinchera de ideas ”en el más noble sentido martiano, para que allí el espíritu y la vida de la América puedan expresarse libre y armoniosamente.


Para conseguir tan noble fin sus páginas quedan abiertas de esta entrega en adelante para todos los escritores que en el Continente muevan una pluma en defensa de la libertad, la justicia y igualdad, sentimientos caros a Simón Bolívar, San Martín, Bello, José Cecilio del Valle ,Vicente Rocafuerte, Benito Juárez,etc.,lo mismo que para los investigadores, profesores, pensadores y hombres de estudio que propenden desde las bibliotecas, los laboratorios, el parlamento o la cátedra universitaria, la ventura, la unidad, la identidad y la grandeza de la espléndida y numerosa familia de naciones que es, en definitiva, Nuestra América.

VICENTE LANDINEZ CASTRO

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